RASGOS FALSOS Y VERDADEROS DE JESÚS

 

 
IDEAS-VERDADERAS-FALSAS: Es muy difícil tener una imagen exacta y completa de Jesús, porque es un pozo sin fon- do, un misterio. Pero hemos de intentar corregir las inexactitudes y falsedades, acercarnos a la verdad. Es cierto que se han extendido varias ideas inexactas de Jesús, a veces más que inexactas, falsas. En los números siguientes obse r- varemos seis campos importantes de la persona y vida de Jesús, con objeto de corregir las inexactitudes y conseguir un retrato más cercano a la realidad.

1. SOBRE EL AMOR UNIVERSAL DE JESÚS

El amor universal de Jesús es un hecho real. Amó a todos, pobres y ricos; fariseos, saduceos y pueblo, amigos y enem i- gos. Pero este dato necesita algunas matizaciones, porque, si nos quedamos en esa afirmación general, resulta falso.

Explicación falsa. Amó a todos por igual y de la misma manera, por lo cual no hizo distinciones y se mantuvo neutral ante los problemas de su tiempo.

Explicación verdadera. Amó a todos, pero no de la misma manera, por lo cual hizo distinciones, y no fue neutral ante las diferencias entre ricos y pobres, y otros problemas. Por lo tanto: amor universal, sí; amor a todos, sí. Pero un mi s- mo amor se concretaba en exigencias distintas para cada persona o grupo social, según sus necesidades. En concreto: a los ricos les criticaba con dureza su situación de desigualdad e injusticia; y les exigía un cambio personal y social. Es decir, les dirigía críticas y exigencias, precisamente porque los amaba, como único medio de lograr su cambio, su con- versión, su realización personal. Y a los pobres no les predicaba la resignación ni el perdón inocente, sino la lucha por conquistar la justicia, la solidaridad, la paz, con amor y por amor.

En conclusión: amor universal, sí; neutral, no.

2. SOBRE LA DULZURA Y LA MISERICORDIA DE JESÚS

Está fuera de duda la bondad, la misericordia, la cercanía y la dulzura de Jesús. Es un dato atestiguado a todo lo largo de los evangelios. Pero también este dato necesita matizaciones, para no incurrir en una falsa imagen de Jesús.

Explicación falsa. Jesús fue bondadoso, misericordioso y dulce, por lo cual evitó los enfrentamientos y los conflictos.

Explicación verdadera. Realmente, Jesús fue bondadoso y misericordioso, cercano y afectuoso. Pero eso no le impidió enfrentarse con las situaciones difíciles, precisamente por amor. Su amor era tan grande, tan encendido, que no le permitía tapar los males con capas de falsa dulzura, sino todo lo contrario. Le llevaba a enfrentarse con los problemas y con las personas injustas; por lo cual, llevó una vida de altísima conflictividad, que le condujo en poco tiempo a la muerte en cruz, entre la gente indeseable y baja, por obra del poder civil y religioso.

En conclusión: amabilidad, sí; dulzura, sí; pero sobre todo, amor. Y un amor sincero, verdadero, que le hizo altamente conflictivo. El dulce Jesús fue muy conflictivo.

3. SOBRE LA SABIDURÍA Y EL PODER DE JESÚS

Los evangelios aluden con frecuencia a la sabiduría y el poder de Jesús. Nos hablan de la admiración de la gente, que le oye hablar con autoridad y le ve realizar acciones extraordinarias. ¿En qué consiste esa sabiduría y autoridad?

Explicaciones falsas

a) Jesús lo sabía todo. Conocía a las personas por dentro; leía los pensamientos; conocía el futuro al detalle; tenía conocimientos científicos y filosóficos totales, de lo presente, de lo pasado y de lo futuro.

b) Jesús lo podía todo. Podía curar enfermedades, transformar la tierra, mover los hilos de la historia, cambiar la ma r- cha del universo.

c) En consecuencia, no necesitaba pensar, buscar, esforzarse, luchar. Si lo hacía, era solamente por darnos ejemplo. Fue a la muerte porque El quiso.

Explicaciones verdaderas

a) Tengamos en cuenta que la sabiduría es distinta del saber y de la ciencia. Jesús tuvo sabiduría moral y espiritual sobre el valor del ser humano, el sentido de la vida y de la sociedad, el mundo y Dios. Pero no tuvo saber y ciencia sobre el universo, la técnica, la medicina, la filosofía, la física, la matemática y la historia. No conocía el fu turo ni leía los pensamientos, lo que no significa que no tuviera perspicacia para conocer a las personas. Fue tributario de las ideas de su época como otras personas de entonces, y se equivoco como ellas.

b) Jesús tenía también un gran poder espiritual, para convencer por dentro a las personas, respetando su libertad, y moverlas a conversión. Los creyentes creemos además que ese poder procedía de la autoridad recibida de Dios para orientar a los seres humanos por el camino de la verdad. Pero no tenía poderes mágicos sobre las enfermedades, las riquezas de la tierra y la historia humana.

c) En consecuencia, Jesús tuvo que pensar, buscar, esforzarse y luchar, como todos los seres humanos. No tuvo vent a- jas sobre los demás hombres y mujeres a la hora de actuar. El esfuerzo y sacrificio que hacía, no era por darnos ejem- plo, sino por necesidad. Y de esta forma nos dio el único ejemplo verdadero que es posible.

Tampoco fue a la muerte porque quiso sin más ir, sino porque lo llevaron a la fuerza. Aunque la aceptó plenamente, cuando vio que su compromiso con el Reino de Dios le conducía a ella, y que, por lo tanto, ésa era la voluntad de Dios.

A algunas personas estas afirmaciones les plantean un problema grave, porque les parece que con ellas se niega que Jesús fuera Dios. Esta es otra cuestión que trataremos luego. Quizás tengan que cambiar su idea de Dios.

4. SOBRE LOS MILAGROS DE JESÚS

Los evangelios nos relatan varios prodigios. Hoy se discute mucho sobre su realidad histórica y su carácter milagroso. Pero mucha gente ha sacado de ahí la idea de que Jesús era una especie de mago, al que le salían milagros de las ma- nos, como palabras de la boca. ¿Qué hay de ello?

a) Explicación falsa. La idea de un Jesús milagrero es falsa. Acabamos de afirmar que eso de que lo sabía todo y lo podía todo no es cierto. No se pasaba el rato realizando hechos portentosos y mágicos. El número de milagros que traen los evangelios es relativamente pequeño, en comparación con otros libros de aquel tiempo, incluso libros de autores serios.

b) Cuatro hechos ciertos

- Parece ser que Jesús tuvo poderes especiales, cuya naturaleza desconocemos. Algunos suponen que pudieran ser poderes parapsicológicos, que aún hoy la ciencia no ha desvelado. Sobre ello no podemos afirmar nada, porque no lo sabemos.

- También es cierto que Jesús fue poco amigo de portentos y hechos prodigiosos. Se quejó más de una vez de ciertas personas que necesitan milagros para creer, consciente de que la fe no viene de los prodigios.

- También es cierto que los hechos extraordinarios de los evangelios no se parecen en nada a esos portentos grandio- sos que dejan a la gente tan asombrada como pasiva, sino que son hechos sencillos y dinamizadores, que tienen un sentido salvador y liberador, y que provocan en la gente un movimiento de conversión y compromiso.

- Finalmente, es cierto que Jesús y su movimiento inicial fueron discutidos y hasta negados, entre otras razones, por su poca espectacularidad, en contra de las expectativas de la apocalíptica judía acerca del mesías. Esta es una de las polémicas fundamentales del evangelio de san Mateo.

c) La cuestión de fondo: el concepto bíblico de milagro MIGRO/SENSU-BIBLICO: El concepto bíblico de milagro es muy diferente del nuestro. En aquel tiempo no llamaban milagro a los hechos inexplicables, sino a los hechos salvadores en los que veían la intervención de Dios. Este es el factor fundamental de un hecho para que la Biblia lo considere mil a- gro: la intervención de Dios.

La cuestión de si un hecho supera o no a las fuerzas de la naturaleza en el contenido o en los medios, es un problema moderno que los hombres y mujeres de aquel tiempo ni siquiera se lo planteaban. Los fariseos de los evangelios no negaban el peso de los hechos y dichos de Jesús, porque estaba a la vista de todos. Negaban su carácter divino y los atribuían al diablo y a magia (Mt. 12,24). Lo cual muestra que los prodigios no dan fe, sino que ésta precede o aco m- paña al prodigio o a cualquier otro hecho salvador, para ver en él un milagro, es decir una acción de Dios.

Los cristianos seguimos teniendo el mismo concepto de milagro que la Biblia, por lo cual lo que está en juego no es el carácter inexplicable de aquellos hechos -cosa que nadie se cuestionaba entonces, sino el saber si la autoridad de Jesús procedía de Dios; es decir, si en El, en sus hechos y palabras, actuaba Dios. Esto es cuestión de fe; y la fe es un don de Dios, aunque pueden preparar el camino a la misma ciertos datos comprobados, como la fuerza interna de los evangelios, las consecuencias del movimiento de Jesús, a pesar de la cruz, etc. Para San Pablo, la gran prueba de Dios era el hecho y el anuncio de algo tan absurdo y escandaloso como es un mesías crucificado; y la fuerza que esto tenía en los oyentes, contra todo pronóstico.

5. SOBRE EL CRECIMIENTO DE JESÚS

A nadie se le ocurriría poner en duda que Jesús creció físicamente. Pero ¿mentalmente? Los que piensan que lo sabía todo y que desde niño conocía todas las realidades y pensamientos, no pueden aceptar que hubiera un crecimiento intelectual y espiritual de Jesús. ¿Qué podemos decir sobre esto?

a) Explicación falsa. La imagen de un Jesús que prácticamente nunca fue niño, que actuaba desde niño como persona mayor, es falsa. Que no tuvo que crecer en conocimientos, carácter, sensatez, decisión po r el Reino de Dios y hasta experiencia.

b) Explicación verdadera. El evangelio afirma que Jesús «iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres» (/Lc/02/52). Jesús fue niño, adolescente, joven y adulto como cualquiera de nosotr os, con la psicología propia de cada edad. El pasaje de su extravío en el templo de Jerusalén cuando tenía doce años es un relato predom i- nantemente teológico, que pretende mostrar el núcleo de la personalidad de Jesús: su dedicación exclusiva a la causa del Reino de Dios.

6. SOBRE EL CARÁCTER Y LA PERSONALIDAD DE JESÚS

No hay duda de que Jesús se entregó apasionadamente al Reino de Dios, porque lo sentía como la tarea de su vida y la misión recibida del Padre. Esto da una gran seriedad a su vida. Pero ¿era también serio en su forma de ser y tratar a las personas?

a) Explicación falsa. Jesús era serio, lejano y no se reía.

b) Explicación verdadera. El evangelio nos dice que era cercano y cariñoso en sumo grado. Era además muy alegre. No era austero por principio; la dureza de su vida provenía de su misión, más que de su afán de perfeccionismo y austeri- dad. Le gustaban las fiestas, hasta el punto de que los puritanos le acusaban de comilón y bebedor (/Lc/07/34). El contestaba que estaban alegres, porque celebraban la fiesta de las bodas de una vida nueva y que él era el novio (Lc 5,33-39).


PATXI-LOIDI
“CONOCER A JESUCRISTO”
Cuadernos FE Y JUSTICIA 4
Ediciones EGA. Bilbao-1987

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