Diferencias entre el Adviento y la Cuaresma


Si nos fijamos un poco veremos que Adviento y Cuaresma son totalmente diferentes, tanto por su significado como por las costumbres y ritos a ellos ligados. 


El año litúrgico se inicia con el tiempo de Adviento, el cual precede y prepara la Navidad. Las similitudes con el tiempo de Cuaresma son varias, como ser llamado "tiempo fuerte", es decir, un tiempo especialmente dedicado para la preparación del creyente de cara a una fiesta significativa, así como el color morado en los ornamentos. No obstante, las diferencias entre ambos tiempos son profundas.


Del cariz penitencial de la Cuaresma a la esperanza de Adviento

Todo tiempo de preparación implica un camino de conversión, es decir, de revisión de vida para acercarla lo más posible al ideal cristiano. La diferencia estriba en el acento, el cariz, que se de a este camino de conversión.
Así, en Cuaresma se llama a la conversión de los pecados, por lo que todo este tiempo tiene un cariz penitencial, desde el inicio con el rito de la ceniza hasta el hecho de no decorar las iglesias con flores. Todo en este tiempo está enfocado a la ascesis y la penitencia.
En Adviento, en cambio, el acento se pone en la venida de Jesús, lo cual constituye la esperanza cristiana en la Parusía, la segunda y definitiva venida de Jesús. Se trata de prepararse para acoger a Jesús que viene al mundo.


La duración y estructura diferente del Adviento y la Cuaresma

En efecto, mientras el Adviento tiene una duración variable, entre cuatro semanas justas o casi cinco, la Cuaresma tiene una duración fija de cuarenta días. Esto se debe a su diferente estructura y finalidad.
Así, la Cuaresma tiene por finalidad recrear los cuarenta días que, según los Evangelio, pasó Jesús en el desierto (recordemos el valor simbólico del número cuarenta y el desierto en la Sagrada Escritura) y, mediante la penitencia, la oración y la caridad, preparar al creyente para acompañar a Jesús en su muerte y resurrección durante el Tríduo Pascual, subyaciendo la idea de Pablo de morir con Cristo para resucitar con él. Por ello, la duración de la Cuaresma es fija: cuarenta días contando desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Ramos.
El Adviento, en cambio, no tiene ese cariz penitencial, como hemos dicho antes, por lo que su intención es preparar la llegada de Jesús, por lo que se organiza en cuatro domingos (recordemos que la semana eclesial se inicia el domingo y no el lunes) en los cuales se recuerda la esperanza de la venida del Mesías al mundo. Por ello, por estar estructurado en función de esas cuatro semanas antes de Navidad, su duración varía dependiendo del día de la semana en que cae Nochebuena.

Diferentes ritos para la Cuaresma y el Adviento

Seguramente sea en los ritos donde más diferencias podemos apreciar entre ambos tiempos, motivadas por esa diferente finalidad de ambos.
La Cauresma se inicia con el rito de imposición de la ceniza, la cual proviene de la quema de los ramos del Domingo de Ramos el año anterior. La imposición de ceniza como signo de penitencia está presente en el Antiguo Testamento, y no es exclusiva del mundo judeocristiano, por lo que no se trata de un rito surgido en el mundo cristiano. Sí es cierto en en un principio sólo se imponía a los cristianos que habían entrado en la Orden de los Penitentes, pero después se extendió a todos.
Además, todos los viernes de Cuaresma se recomienda la abstinencia de comer carne, costumbre que tiene su origen en el hecho de que antiguamente sólo comían carne los ricos, por lo que esta era una manera de que hicieran algo de penitencia a no ser que pagaran una bula, hecho que motivó, entre otros, el origen del Luteranismo y la Protesta. Actualmente existe una fuerte corriente que interpreta la abstinencia en clave no sólo de privarse de carne, sino de privarse de algún placer ese día como forma de hacer oración también con el cuerpo.
Para forzar este sentido penitencial, además de la abstinencia se ayuna el Miércoles de Ceniza, se celebran Via crucis los viernes y celebraciones comunitarias del Sacramento de la Reconciliación.
En cambio, en Adviento se fuerza más el sentido de la oración y la esperanza, por lo que se puede decir que el único rito que hay es el de la Corona de Adviento. Se recomienda la oración individual y colectiva, pero no existe la abstinencia ni el ayuno.
 
 
Adviento y Cuaresma son tiempos fuertes de la Iglesia para preparar algo más

Existe una cierta paradoja entre los cristianos que consiste en fijarse mucho en los ritos de preparación pero después, curiosamente, no acudir o celebrar las fiestas que, en teoría, han estado preparando. No pocos son los que dejan de fumar durante la Cuaresma pero que después no acuden a celebrar la muerte y resurrección de Jesús, por poner un ejemplo.
Desde su diferencia de origen, motivación e intención, ambos tiempos no son un fin en sí mismo, sino que apuntan a unos acontecimientos claves en la fe de los cristianos: el nacimiento, muerte y resurrección de Jesús.

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