TÚ HAS VENIDO A LA ORILLA...
Así comienza uno de los temas más conocidos de eso que llamamos "canciones de misa"; en concreto se trata de una canción que revive lo que conocemos como "la llamada a los discípulos", esto es, cuando Jesús vuelve del desierto (otro día hablo de eso) y se acerca al Mar de Galilea (que no es un mar, sino un lago bastante grande al norte de Palestina) y comienza su anuncio del Reino.
Pues bien, eso de que Jesús llame a los discípulos para que le sigan tiene una serie de detalles que en su tiempo llamaron mucho la atención, cosa que motivó que se transmitiera en las primeras comunidades cristianas y que los evangelistas lo reflejaran en sus escritos. Hoy, de tanto leerlos y por el cambio en las costumbres sociales, no llama la atención, pero en su tiempo supuso todo un "choc" esta manera de actuar de Jesús. Ello fue porque:
- Los maestros no invitaban a la gente a seguirles, sino que eran los aprendices los que pedían permiso a los maestros para ser sus discípulos. Jesús es quien elige a los que serán sus discípulos. Es algo así como si en lugar de ir los padres al colegio a matricular a sus hijos, fueramos los maestros a vuestra casa a pediros que vinierais a nuestra clase.
- En las palabras de Jesús hay autoridad, casi una orden: se dirige directamente a la persona, usa el imperativo (sígueme, ven...) No lo pide por favor ni a un grupo a ver quién de ellos se anima, sino que se lo pide a cada uno de manera individual.
- Hay una exigencia de seguimiento total, resolución y confianza. No da tiempo para pensar, no dice aquello de "te lo piensas"...; si quieres seguirme tiene que ser aquí y ahora.
- Aún con todo esto, Jesús dirá muchas veces que él "ha venido a servir". Sus discípulos son testigos, compañeros, aprendices..., pero no siervos ni esclavos.
- Aunque hay gente que le sigue por inciaitiva propia (se habla incluso de muchedumbres), Jesús tiene una atención muy especial por aquellos a los que ha llamado directamente: les explica a parte las cosas que predica, se retira con ellos lejos de la gente...
- Finalmente, Jesús elige precisamente lo que nadie hubiera elegido: pescadores, publicanos, terroristas..., vamos, lo mejor de lo mejor. A medida que leemos los evangelios nos damos cuenta que de los discípulos el que no es cabezón es un orgulloso, o estafador, violento, con un carácter de mil demonios..., hay donde elegir. Explico algunos casos particulares para que lo entendáis mejor:
- Publicanos: son los que cobraban impuestos para Roma y, además, solían llevarse una parte suculenta haciendo trampas: si tenías que pagar dos monedas, te pedían cinco: dos para Roma y tres para ellos. Así que no solo trabajaban para el invasor y opresor, sino que además eran unos estafadores. En resumen: no le caían bien a casi nadie. Mateo era uno de ellos.
- Pescadores: estaban mal vistos en su tiempo porque su trabajo es sucio, requiere tocar sangre (con lo que caen en impureza), sus horarios no les permiten ir al templo y suelen ser iletrados, con lo que no pueden leer las Escrituras.
- Terroristas: en el tiempo de Jesús había gente que defendía que si Dios no echaba a los romanos lo harían ellos con las espadas: eran los "zelotes". En el grupo de Jesús hay por lo menos dos de estos: Simón y Judas Iscariote (este le traiciona en parte por sus ideas políticas).
- De los discípulos sabemos que:
- Pedro era cabezón, bastante "bocas" y que tendía a hablar antes de pensar.
- Santiago y Juan, hermanos e hijos del Zebedeo, son vengativos y en ocasiones tienden a la violencia (el Evangelio les llama "hijos del trueno")
- Mateo era publicano y había estafado a mucha gente.
- Bartolomé, antes de conocer a Jesús, estaba tirado debajo de una higuera.
- Tomás era un incrédulo (si no lo veo, no lo creo).
Como vemos, hay bastante miga tanto en la manera de elegir a sus discípulos como en a quién elige para serlo. No obstante, Jesús defiende que "no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos", lo que viene a ser que precisamente les elige porque son los que más le necesitan.
¡Un abrazo !
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